viernes, 28 de febrero de 2014

A pesar de todo, el oso era más humano que los humanos

Texto perteneciente a Igualdad Animal:


Este oso vivió explotado durante cuatro años en una granja de bilis. Cuando ya no se le consideró lo suficientemente productivo, sus manos fueron amputadas para elaborar sopa.

Tuvo la suerte de ser rescatado y llevado a vivir a un santuario. A pesar de encontrarse ahora en libertad, los años de encarcelamiento vividos en una jaula le marcaron para siempre, haciendo que se sintiese más cómodo estando siempre semi encerrado en una jaula que habían habilitado para él en el santuario.

La fotógrafa Jo-Anne McArthur narra cómo durante una de sus visitas al santuario, recibió el abrazo más emotivo que le habían dado jamás. Al pasar por delante de la jaula de este oso luna, este salió de la jaula, alargó los brazos, tiró de ella y la abrazó con fuerza. Y entonces ella pensó: 

"¿Cómo es posible que puedas amarme a mí, un humano, después de que te cortaran tus garras para hacer sopa?".

Ilustración: © Sheree Boyd

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